Carlos Massad

20 de Agosto, 2020


«Nuestro sistema político ya hizo demasiada agua como para mantenerse tal como está. Creo que el régimen presidencial ha demostrado no ser eficiente para lograr acuerdos y, sobre todo, para sostener mayorías en el Congreso, lo que es fundamental para gobernar», afirma el expresidente del Banco Central y exministro de Salud, Carlos Massad. Por lo mismo opina que la primera preocupación de una nueva Constitución debe ser definir el régimen político y se inclina por la fórmula semipresidencial, con periodos de gobierno más largos.

Plantea que Chile necesita centrarse en reducir las inequidades para afianzar un pacto social, pues son el foco de la desconfianza.

Piensa que la educación es fundamental para el bienestar y el desarrollo, pues está «amarrada con candado a la desigualdad»; aunque es una tarea compleja, que requiere consensos y en la que los avances son milímetro a milímetro. Llama a aterrizar las expectativas porque no habrá cambios inmediatos: «No es lo que queda escrito lo que garantiza la mayor igualdad, sino lo que se hace en la práctica y eso está limitado por los recursos». Sin embargo, asevera que es importante que los derechos sean garantizados para que haya una sensación de deuda por parte de las autoridades con la gente, porque eso lleva a buscar maneras de cumplir con las garantías. Pero acto seguido advierte: «Será simplemente imposible cumplir con ciertas garantías si no se ha estudiado cuidadosamente la compatibilidad de estas con los recursos disponibles».

En el ámbito del modelo económico es partidario de profundizar en un sistema social de mercado en el que no se pierda el poder de la iniciativa de las personas, pero donde el Estado haga bien su tarea como garante del bien común: «Esto significa reconocer el carácter social de muchos elementos a los que ese carácter se les desconoce hoy».

Para explicar por qué es un defensor acérrimo de la autonomía del Banco Central, Massad cuenta que desde su época de estudiante de economía, cuando las olas inflacionarias alcanzaban niveles de 30%, 40%, 80%, pensaba en cómo contener este problema: «Muchos movimientos, incluidos los estudiantiles, eran protestas contra la inflación, que llegaron hasta manifestaciones callejeras con muertos. ¿Y cuál era uno de los elementos más importante de las presiones inflacionarias? Que el Banco Central dependía del gobierno y estaba obligado a prestarle; por tanto, no había una conciencia crítica que dijera hay que equilibrar gastos e ingresos».  Enfatiza que la autonomía del instituto emisor cerró esa puerta y permitió controlar la inflación; y dice que las políticas que ha implementado justifican plenamente su autonomía.

Estos y otros temas aborda Carlos Massad en la siguiente entrevista.